Felipe Santana cuenta como fue su detención en noviembre del año pasado

“Me dijeron que era obligación que les pasara mis documentos. Después de eso me llevaron a constatar lesiones. Eso fue cerca de las 8 de la tarde. Después de eso, me devolvieron al calabozo e intentaron hacerme firmar unos papeles que yo no quería. Llega uno de los mismos que me detuvo en el centro y me dice que era obligación que lo haga. Cuando le dije que no quería firmar los papeles, me respondió que me iban a pegar si no lo hacía”.

Por lo general, cuando suceden cosas que atentan contra lo que uno acostumbra a ver, percibir o sentir, la opinión pública condena a quienes son responsables de cometer dichos atropellos. Sin pensar más allá de las circunstancias, sucesos, personas, que pueden intervenir en un acto determinado.

Apuntar con el dedo

No se trata de aminorar las creencias, ni los baluartes que son importantes para ciertos grupos o comunidades. Pero más allá de juzgar y apuntar con el dedo a quienes, por diferentes razones, se encuentran en medio de actos, que para muchos son condenables, es preciso poder establecer las causas. Pueden ser muchas las razones que llevan a ciertos individuos a cometer, apoyar o simplemente dejarse llevar por lo pasión y el acaloramiento de un momento.

Todos hemos tirado piedras en algún instante de nuestras vidas, a modo de diversión, de protesta, de defensa o simplemente porque la situación lo ameritaba. Todos fuimos jóvenes, donde los procesos hormonales juegan un rol fundamental, que nos hace ser más viscerales, apasionados y restringidos de perspectivas.

En noviembre del año pasado, un hecho levantó el repudio de las autoridades, por la significancia que tiene la catedral para el mundo católico. Anunciaron castigos ejemplificadores para quienes resultaran responsables del ataque a la estructura religiosa. El resultados fue que un chico de 20 años, quien posee un “déficit cognitivo leve”, cumplió con cerca de un año de presidio preventivo. Fue acusado y condenado por más de 7 años, por un incendio frustrado, donde no se pudo comprobar ni verificar trazas en sus vestimentas de acelerantes, ocupados para la quema de las bancas.

Ausencia de juicio justo

En este contexto, y según organizaciones que están respaldando a Felipe Santana, condenado por el hecho descrito líneas arriba, no contó con un juicio justo. Lo anterior, pues no se logró comprobar que él, haya sido el autor intelectual de los hechos. Junto con esto, se acusó que no hubo rigurosidad en la investigación, ya que, a los autores intelectuales, y quienes propiciaron este acto, no se les ha ubicado, juzgado ni menos aún condenado.

Pero más allá de prejuicios, o juicios de valor, por lo general, lo que prima casi siempre son los testimonios de quienes protagonizan los hechos, para que, desde ahí, se pueda emitir una opinión, sin sesgos.

Detención

Ya hace un par de días que intentamos conversar de forma directa con Felipe Santana, lo que no pudo efectuarse ya que la defensa se acogió a guardar silencio.

Pese a esta traba, pudimos obtener un relato, del propio Felipe, quien cuenta como se dio el proceso de su detención.

“A mí me pescaron el día 25 de noviembre a eso de las 16:45. Iba bajando por la botillería Millaray, hacia el terminal de buses, cuando se atraviesa un auto blanco. Por detrás, me toman del hombro y alguien me dice que tienen que hacerme un control de identidad. Estas personas no portaban ninguna credencial o identificación. Me subieron al auto y volvieron a repetirme que me harían el control, y después me dejarían en libertad”, inició su relato Felipe.

En la grabación, el joven mueblista contó que permaneció cerca de una hora en la comisaria, donde no le permitieron ni siquiera ir al baño. Le quitaron sus documentos y quisieron requisar su celular, pero no lo andaba trayendo, salvo el de su hermano.

“Me dijeron que era obligación que le pasara mis documentos. Después de eso me llevaron a constatar lesiones. Eso fue cerca de las 8 de la tarde. Después de eso, me devolvieron al calabozo e intentaron hacerme firmar unos papeles que yo no quería. Llega uno de los mismos que me detuvo en el centro y me dice que era obligación que lo haga. Cuando le dije que no quería firmar los papeles, me respondió que me iban a pegar si no lo hacía”

Felipe Santana

Al día siguiente, Santana fue llevado a control de detención, donde se le informó que estaba imputado por ser presunto autor de los daños a la catedral, trasladándolo al complejo penitenciario de Alto Bonito.

Sin más, y para que saquen sus propias conclusiones, les adjuntamos el audio donde el propio Felipe cuenta su versión de lo sucedido.

Entrevista y redacción: Daniel Carrasco