Columna de Opinión del periodista Daniel Carrasco
Hay días que uno amanece un tanto contrariado por la realidad en que se está inmerso. La constante presión que conllevan las responsabilidades que tiene uno como adulto. Tanto si se trabaja remuneradamente o, bajo las actuales circunstancias, busca la manera de llevar lo que requiere al hogar.
En este vertiginoso escenario, siempre quedan un par de minutos donde nuestra mente vuela; buscando instantes, experiencias y recuerdos, que lejos de añorarlos con nostalgia, nos sirven como un pequeño refugio dentro de nuestra mente, para arrancarnos de todo lo que está pasando.
Espacio para cargar energías
La última que vez que fui a la playa, a Hua-Huar -un sector costero que está a la altura de Los Muermos- no se me pasó por la cabeza que quizás no vería en mucho tiempo esa postal, en pleno pacífico. Ahora, sólo queda cerrar los ojos y centrarnos en esos momentos, y así desenchufarnos un breve instante para tomar aliento.
Hoy, en medio de esta cuarentena -donde surgen muchas interrogantes- creo que cada uno de nosotros, intenta visualizar el lugar donde carga energías, donde te llenas con la naturaleza, y que te invita a desconectarte del vaivén del sistema, que no nos da respiro, a menos que escapemos de la vorágine.
En las noticias, ya no distingues si la información entregada es la misma o no de ayer; por lo general, se transforma con el paso de los días, en un dato estadístico que se va acumulando y que nadie percibe, ya que el miedo se ha apoderado de un número importante de personas. Y se repiten, día a día, inflando la incertidumbre; y ya no quizás por que pueda haber un riesgo de contagio, si no porque no se sabe que irá a ocurrir con quienes están desempleados, quienes han tenido que doblegar esfuerzos y reinventarse para ponerle el pecho a las balas.
La verdad es que no se si todos están conscientes de lo que sucede, y no porque no quieran; si no, porque desde marzo de este año han estado operando en modo sobrevivencia, donde su cerebro reptiliano (primigenio-instintivo), ha tomado el control de la situación, manteniéndonos en estado de alerta, por los riesgos que nos han dicho -a través de todos los medios que se conocen- que puede producir el contagio por COVID 19, además de su alto nivel de infección.
En consecuencia, pese a que las cifras están ahí – al alcance de la mano-, no nos tomamos el tiempo de escuchar o ver que es lo que sucede, ya que el miedo se ha apoderado de todo nuestro raciocinio.
Por lo que he logrado ver y leer a través de redes sociales, poco a poco la gente que conozco ha ido cuestionando algunas decisiones, que son aplicadas por las autoridades de nuestro país. Estas han hecho palpar que quienes han sido más perjudicados con esta pandemia, son los sectores productivos más pequeños; emprendedores, dueños de locales comerciales tradicionales del centro de Puerto Montt, restoranes, pubs, centros de estética, y un sinfín de otros pequeños trabajos independientes, que subsisten y coexisten gracias a los primeros. No olvidemos también al comercio ambulante, que, aunque les guste o no a muchos, son gente de esfuerzo y empeño, que invierten y se arriesgan, ya que hay una familia que alimentar.
Algunas cifras y reflexiones
Hace poquito, en nuestra capital regional, que ya lleva 4 meses de cuarentena -que, siendo reiterativo, está finiquitando la economía local-, se ha adelantado el toque de queda a las 20 horas, pensando de esta forma, creo yo, se va a evitar el riesgo de contagio de coronavirus en la ciudad.
Vamos a lo concreto, la idea es poder establecer desde los propios datos que maneja y entrega el MINSAL, una idea aterrizada de la actual crisis sanitaria que vive el país, y así poder concluir – cosa que hará Ud.- si efectivamente, todas las medidas aplicadas durante estos meses, son correlacionales a la real afectación que tiene el SARS COV 2.
Desde que fuera decretada la pandemia por corona virus y, en consecuencia, estado de excepción constitucional de catástrofe por calamidad pública, que rige desde el 18 de marzo de este año, a través del decreto supremo 104, y que fuera extendido el 12 de junio, para ser nuevamente prorrogado el 10 de septiembre, se han contagiado un total de 513.118 personas (datos sacados del MINSAL, con fecha de actualización del 2 de noviembre).
Del total entregado líneas arriba, se han sanado 489.525 personas, quedando hasta la fecha señalada, 9.074 casos activos a lo largo de todo el país. De este desglose, se puede indicar también que esto da un promedio de 1.314 contagios diarios, de los cuales, 477 son asintomáticos.
Las cifras de las dudas
En este primer recuento, hagamos el siguiente análisis: En Chile, según el último censo realizado en el 2017, vivían 17 millones y medio de personas -dato actualizado en el 2018 con una cifra de 18, 7 millones de habitantes- lo que podemos redondear (haciendo un estimativo en el que se suman los nuevos nacimientos, además de un número importante de extranjeros que ingresaron al país durante los años 2018 y 2019) de un aproximado de 19 millones.
Haciendo la regla de 3, procedamos a establecer los porcentajes equivalentes de esos números aportados por las autoridades en relación al total de habitantes de nuestro país. En primer lugar, el total de contagiados en estos casi 8 meses de pandemia, representan al 2,7% de la población, de los cuales el 95% de esos casos se recuperaron. Quedando activos sólo el 0,04% de los chilenos en estos últimos días. Hay que hacer mención que, en nuestro país, han fallecido un total de 14.302, que viene a representar un 0,07% del total.
Vámonos un poco más cerca, y veamos las cifras que existen actualmente en nuestra ciudad. En todo este tiempo, en la comuna de Puerto Montt se han contagiado 5.853 personas, que representan, en una ciudad de poco más de 250 mil – según el índice de tasa de crecimiento, ya que para el censo del 2017 habitaban esta ciudad 213 mil y fracción- el 2,3% (de marzo a la fecha). Siguiendo el anterior análisis, de todos estos contagios se ha recuperado el 93,1%, quedando a la fecha un total de 403 casos activos, que equivalen al 0,16% de los habitantes que viven en esta ciudad porteña. Sin dejar de lado a que, en todo este periodo de medidas sanitarias, han perdido la vida 32 personas, que son el 0,01%.
En el año 2017, según estadísticas del INE se murieron más de 27 mil personas por cáncer. Otro dato que se puede agregar es que durante los años 2017-18 el virus de la influenza alcanzo un 7,5% de la población, llegando a una tasa de mortalidad del 10,5%, en su pico en el 2018 a nivel mundial.
En chile, la tasa de letalidad de la actual pandemia por COVID 19 alcanza el 0,07%, lo cual nos lleva a hacernos una serie de cuestionamientos con respecto a estas medidas de protocolos sanitarios que se han impuesto, donde los controles y fiscalizaciones han ido en disminución, mientras que las restricciones horarias y comerciales han aumentado, culpando a la comunidad por su falta de responsabilidad, ya que eso es lo que indican las autoridades.
Las necesidades urgentes
Pongámonos serios; asumamos que la actual alerta sanitaria es devastadora y mortal como se ha venido diciendo desde el principio. Esto es una situación de carácter global, exentando a la comunidad de responsabilidad o culpabilidad, por lo que – en el caso hipotético- yo como estado, tengo la misión (puesto que recibo la contribución de todos los habitantes) de determinar una serie de medidas de contención, para proteger a la población de una epidemia. En este paso, estoy obligado a subsidiar a la comunidad, ya que la gente no vive del aire, y yo como autoridad estatal no puedo pretender cortarle las manos a la gente y esperar que puedan hacer pan con los codos. El ejecutivo no lo hizo, y estamos en medio de este escenario, donde no podemos buscar la manera de subsistir y donde el gobierno no se hace presente para contener una situación que no depende de la ciudadanía.
Pero, en fin, eso no sucedió, y ahora estamos con el agua hasta el cuello; muchos comerciantes y emprendedores sin saber cómo poder pagar los sueldos de sus empleados, ya que los créditos FOGAPE “nunca fueron”. Vemos a ambulantes que han salido a las calles a protestar para poder trabajar. Y eso sumado a muchas familias que previo a la pandemia, ya lo estaban pasando mal.
En contrapartida, una elite empresarial que se ha llenado los bolsillos en estos últimos meses, a través de sus ventas online, ya que un comerciante local no tiene dicha opción. Supermercados pertenecientes a grandes conglomerados, y que decir de los transportes de carga y encomienda, donde ya muchos saben, son los mismos del retail. Esto, sumado a que los precios cada día suben más y más, y nadie tiene el reparo de ocuparse de este tema. Les comento que para el próximo año el sueldo se reajustó en 6 mil pesos, ósea, para comprarme un kilo de pan, una bandeja de huevos y media palta para la “once” más al mes.
Ahora, ¿en qué quedamos? Tenemos una pandemia que lejos de las cifras mortales que se auspiciaban al inicio de esta crisis sanitaria, son el relleno de una estadística más, con una afectación real bastante baja. Por otra parte, un comercio local ad portas de fenecer; con sueños e ilusiones rotas, por una crisis económica que ha sido eventualmente afectada por el manejo político de las autoridades.
Yo no sé, pero al final, cuando pasen un par de años de haber salido de esta -si es que salimos-, podremos ver lo que realmente sucedió. Ahora solo queda tratar de estar tranquilos y ver un poco más allá de los evidente, porque en el juego de la política, siempre hay un vencedor, y esto ha sido una contingencia abarcada desde ese aspecto, y no desde la propia salubridad.