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Voces desde Osorno: La Lucha por la Vivienda Digna

Demandan viviendas, pero también exigen el derecho a ser parte integral de la comunidad, a no ser meros visitantes de los espacios que deberían ser nuestros por derecho. Loreto González , dirigente del Movimiento Vivienda Digna de Osorno, tiene dos metas además: proteger a los jóvenes del narcotráfico y a las mujeres, de la violencia
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n Osorno, al igual que en muchas ciudades del sur de Chile, los desafíos sociales y urbanos se entrelazan en una lucha colectiva por una vivienda digna. Este movimiento va más allá de la simple demanda de un techo; es también por el derecho a ser una parte integral de la comunidad, por vivir en barrios que no solo sean accesibles, sino también integradores, y por tener una voz activa en el diseño y funcionamiento de su propia ciudad. La lucha del Movimiento Vivienda Digna en Osorno se extiende también a la protección contra la violencia de género y el daño del narcotráfico, mostrando cómo sus habitantes se unen no solo en busca de un lugar para vivir, sino por un espacio de dignidad y respeto en la sociedad

Loreto González, con 39 años, se ha convertido en la voz del movimiento “Vivienda Digna de Osorno”. Su camino comenzó con una búsqueda de hogar para su familia y rápidamente se transformó en un compromiso  colectivo.  Como vocera, Loreto encarna las aspiraciones de una comunidad que se levantó durante la “revuelta” del 2019  en  el barrio Francke, Osorno.

Como vocera, Loreto encarna las aspiraciones de una comunidad que se levantó durante la “revuelta” del 2019  en  el barrio Francke, Osorno.

El movimiento, con presencia en ciudades como Antofagasta y Santiago, ha unificado sus demandas en una lucha nacional por vivienda digna y en  Osorno, el comité se denomina “Construyendo Vivienda Digna”, diferenciándose de otros comités por su alcance y visión.  “Surge ante el significativo déficit habitacional que enfrentamos. Nuestra motivación principal es la organización de los pobladores en pro del derecho a una vivienda adecuada, pero nuestra lucha no se limita a obtener un techo: aspiramos a una vivienda digna”.

Derecho a la Ciudad

Pero, ¿Qué significa realmente una “vivienda digna”? Para Loreto y su movimiento, va más allá de cuatro paredes y un techo. Se trata de crear entornos que promuevan la calidad de vida, barrios integrados y accesibles que ofrezcan más que refugio; espacios para crecer, aprender y vivir en plenitud. El derecho a la ciudad implica participación activa en su diseño y funcionamiento, garantizando que las necesidades de cada habitante sean consideradas, desde servicios básicos hasta espacios culturales y de esparcimiento.

“Históricamente, los pobladores como nosotros, que carecemos de medios para adquirir una casa propia, hemos sido relegados a las periferias. En estas zonas marginadas, el Estado nos ofrece soluciones habitacionales que carecen de acceso a servicios básicos como supermercados, colegios, buena locomoción, áreas de juegos para niños y espacios públicos para el esparcimiento. Sentimos que solo somos visitantes en nuestra propia ciudad, excluidos de los espacios que deberían ser de todos”.

Recuerdo, afirma Loreto González, durante la revuelta, cuando una persona en Las Condes despectivamente dijo a un grupo de manifestantes: “Váyanse a su población, rotos de mierda”. Esa actitud refleja la segregación que experimentamos: visitamos el centro para trámites, compras, o incluso para disfrutar de los parques, pero siempre retornamos a la periferia. No son entornos a los que pertenecemos; vivimos hacinados y segregados de la ciudad”.

Durante la revuelta, cuando una persona en Las Condes despectivamente dijo a un grupo de manifestantes: “Váyanse a su población, rotos de mierda”.

Por eso, nuestra lucha también es por el barrio digno – afirma la vocera- y el derecho a la ciudad. Reclamamos el derecho a disfrutar y tener acceso a lo esencial: jardines, parques, colegios, bancos y supermercados. En Francke, por ejemplo, carecemos de un supermercado propio. Recientemente se estableció una estación de bomberos, pero sin un cuartel fijo. Francke no es menor como para estar desprovisto de servicios básicos.

“Así que cuando nosotros, como pobladores, alcancemos nuestra vivienda, también exigimos el derecho a ser parte integral de la comunidad, a no ser meros visitantes de los espacios que deberían ser nuestros por derecho”.

El Comité de los Mil Pesos

“Nosotros en nuestro Comité no le cobramos a la gente, como muchos comités aquí en Osorno,” comenta Loreto. Este monto modesto va destinado a los gastos de transporte para las reuniones  y  trámites. El compromiso de los miembros es claro y está sellado en una carta: participación activa en asambleas y manifestaciones. Loreto insiste: “Y si la gente no está de acuerdo con eso, entonces tiene la plena libertad de poder irse a otro comité.”

Una Voz en la Multitud

A pesar de los obstáculos, la determinación del movimiento es férrea. Loreto no duda en señalar las dificultades: “La Unión comunal tiene las puertas abiertas a todo… porque trabaja con parlamentarios  y políticos” La organización  de Loreto, en cambio, ha sufrido el cierre de puertas por su postura crítica hacia las autoridades. Sin embargo, ella lo ve como un aspecto positivo, una prueba de su independencia

Más Allá de la Vivienda

Para Loreto, la lucha va más allá de conseguir viviendas; está intrínsecamente ligada a la calidad de vida y al respeto por la identidad de cada persona. Critica la política habitacional actual que, según ella, solo replica modelos inadecuados de Santiago, creando “guetos verticales” que ignoran la identidad de los habitantes. “El otro desafío es que realmente los pobladores tengamos cierto grado de incidencia en los proyectos habitacionales de cada comuna,” afirma

 El Poder de la Organización

Loreto  tiene confianza en la organización comunitaria. Ella cree que cuando los pobladores se unan y comprendan que no dependen de los partidos políticos, el cambio real será posible. “Yo hablo mucho de la organización del Poblador, porque yo creo que ahí está la fuerza para cambiar,” dice con convicción. Esta fuerza es la que podría transformar el derecho a la vivienda y todas las demandas que han surgido en el país.

La Lucha de una Mujer Dirigente

Finalmente, como mujer al frente de un movimiento, Loreto enfrenta desafíos únicos. A menudo se ve obligada a elevar su voz para ser escuchada en un espacio dominado por hombres. “Me ha costado posicionarme,” admite. Pero su visión a futuro es clara: una vez obtenida su casa, su lucha se centrará en la no violencia hacia las mujeres y la prevención del narcotráfico entre los jóvenes. Y tendrá un arduo trabajo.