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Todos vamos en el mismo barco de la pandemia, pero los efectos los recibimos de forma muy desigual.

Entrevista a Oriol Nel-lo, académico e investigador de desarrollo urbano de la Universidad de Barcelona.

“La pandemia hizo visible aquello que antojadizamente hemos querido invisibilizar”. Así, inicia Oriol  Nel-lo, investigador y académico de la Universidad de Barcelona, su conversación con elajitador.cl. El experto en geografía y desarrollo urbano, intervino junto a otros invitados, este viernes 29 de mayo, en el Seminario sobre Descentralización y Gobernanza Multinivel en Tiempos de Covid-19, organizado por el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas (CEDER) de la Universidad de Los Lagos.

Lo primero que nos hace ver, en el contexto del coronavirus, es que la “crisis de la pandemia nos ha llevado a reflexionar sobre las condiciones de vida y las formas de cómo hemos venido viviendo”.

Aclara que esta situación ha dejado al descubierto nuestras falencias y debilidades en la manera de vivir y como nos organizamos, así nos habla de la importancia de la “interdependencia territorial, es decir, los flujos de población y  la interrelación de sus actividades en las diversas regiones nos ha llevado necesariamente a combinar una  intervención conjunta de los niveles de gobierno, desde el comunal, regional, nacional, e incluso, el  internacional. No hay solución o tratamiento posible desde uno solo de estos niveles”, recalca el especialista.

Abriendo el dialogo, le consulto sobre ¿Cuál es impacto de la pandemia, que se visualiza desde su disciplina, para la sociedad?  En tono reflexivo nos comparte que “los efectos de la pandemia y su crisis no son democráticos. Esto quiere decir, que impacta con mayor proporción a la parte de la población más vulnerable y desfavorecida. Ellos son duramente golpeados, porque enfrentan la crisis en condiciones de salud, a menudo inferiores, porque viven en densidades más altas y, porque sufren los efectos sociales del paro de la actividad económica con mucha más fuerza que el resto de la población”.

En esa línea, recalca que “se nos dice que en esta pandemia vamos todos en el mismo barco, pero los efectos los recibimos en forma muy desigual. En este barco hay algunos que cuentan con más recursos y más posibilidades de salir bien, que otros”.

En el ámbito laboral, por ejemplo, subrayó que esta pandemia relevó “la importancia del trabajo y el aporte a la sociedad que hacen aquellos (y aquellas) que con sus manos y sus actividades de cada día mantienen al país en marcha. Son los puestos de trabajo ocupados por personas que nunca les encontramos en los diarios, que tienen apenas visibilidad y que tienen una baja capacidad para hacerse oír, son los trabajos más precarios, en manos de los sectores más desfavorecidos y que con su acciones diarias sostienen la ciudad”.

Esto se ve mas nítidamente con la movilidad en las áreas urbanas, los grupos sociales más acomodados, pueden y de hecho así lo han demostrado en las grandes urbes, reducir su movilidad de manera muy rápida y de manera muy aguda, prácticamente, dejan de moverse. En cambio, aquellos (y aquellas) que trabajan, como cajeras de supermercado, en la limpieza, sanidad, o aquellos puestos más mal pagados, se encuentran ante la disyuntiva de elegir entre perder su empleo o exponer sus  condiciones de salud. Desde luego, no tienen más remedio que escoger esta última opción”, destaca, remarcando la profunda desigualdad que vive la clase trabajadora. 

Le comento que en las diversas estrategias impulsadas en nuestro país, bajo la pandemia, las relaciones entre alcaldes y Gobierno han sido más bien tensas y, por su parte, los ciudadanos hemos sido irrelevantes, casi desconocidos. Por ello le pregunto ¿cómo ves estas relaciones y que rol juegan los ciudadanos en estos tiempos? “En una situación de crisis se hace importante la gobernanza multinivel, es decir, la cooperación leal entre diversos niveles administrativos“. Para la reconstrucción económica, retoma los ejemplos que se están iniciando en Europa, “es fundamental una intervención nacional, regional y local de forma cooperativa pero sobre la base del principio de proximidad. Esto significa que todo debe realizarse más cerca de las personas, las instituciones de gobierno deben localizar sus esfuerzos en el nivel administrativo más cercano a la ciudadanía y no distante de ellos. Administrar y gestionar con proximidad a la gente, sin que ello genere desigualdades en el trato”.

No quise finalizar este diálogo sin antes solicitarle que nos hablara sobre elementos a tener en cuenta durante esta crisis y para el periodo post pandemia. Nos llevo al plano de definir las prioridades. “Lo primero, sostener a la población, garantizar los servicios públicos y básicos para todos. Después de esta pandemia nadie tendrá duda, y lo digo por España, que la salud debe estar en manos del Estado. Es clave definir los mínimos vitales, que eviten que la población caiga en una situación de precariedad material”, relevó cuidadosamente este aspecto en la entrevista.

Una segunda prioridad, es el derecho a la vivienda. “En una situación como ésta no se puede permitir que el mercado de vivienda, sea un elemento que contribuya a la precariedad de las familias y, por tanto, debe incorporarse medidas para el acceso y permanencia en la vivienda. Algunas acciones útiles serían regular los arriendos y aceptación a la moratoria de las hipotecas”, agrega como elemento esencial para sostener a las familias.  

Cierra este conjunto de prioridades, señalando que en las ciudades será necesario regular el uso de los espacios públicos y, refuerza la importancia de re-naturalizar la ciudad, tomando medidas de carácter ambiental, pues la pandemia viene unida a una gran crisis como es el cambio climático.

Entrevista: Rousse G.