Mujeres en la industria salmonera, reduciendo la brecha
- En marco del 8 de marzo, fecha en que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Por eso, y en forma de homenaje a la mujer trabajadora, Diario El Aijtador conversó con diversas mujeres que inspiran en nuestra región.
La industria del salmón es uno de los principales motores de la actividad económica de la región de Los Lagos. Todos los meses genera un número importante de empleos, considerando toda la cadena productiva del pescado, desde la instalación y mantenimiento de los centros de cultivo, hasta llegar a las plantas de proceso donde el producto queda listo para su exportación.\
A pesar de que en los últimos años el empleo femenino en centros de cultivo ha ido en aumento, la brecha de género sigue siendo evidente. Las mujeres han tenido mayor presencia en empleos de menores sueldos, siendo casi nula su participación en puestos de jefaturas y gerencias.
¿Qué dicen las estadísticas?
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicó el 2018 el estudio “Caracterización Empresarial de la Industria del Salmón”, en donde se determinó que de 21.462 empleos directos generados por la salmonicultura en 2016, el 32,5% (6.977 puestos) correspondió a mujeres. Cifra que se ha aumentado en 0.5% según el “Reporte de Empleo”, realizado el año pasado por el Consejo del Salmón de Chile.
A partir de ambos estudios, se concluye que la mayor concentración de mujeres empleadas se encuentra en las plantas de proceso como operarias (4.769 puestos), ocupando un 35% del total de los empleos en esa categoría ocupacional, según indica el INE.
En lo que respecta a cargos de toma de decisiones, la presencia de mujeres baja drásticamente, pues en la categoría de jefes y encargados esta solo llegó al 20,9% (338 puestos), mientras que en gerencia el porcentaje resultó ser más bajo y solo alcanzó el 10,2% (26 puestos).
De las labores con menor participación de mujeres también están las que se realizan en los centros de cultivo instalados en el mar, ocupando el 5,4% de los puestos en esta área. Lugar destinado a la etapa de crecimiento de los peces y en el que trabajan buzos, supervisores de buceo, operarios de centro, jefes de centro y otras labores fundamentales de tripulación de las embarcaciones.
No hay rubros solo de hombres
Karin Gomez es buzo comercial desde hace 14 años, decidió dedicarse al buceo por temas monetarios, hoy tiene 42 años y no cree que existan rubros solo para hombres. “Ya sabía que era un rubro un tanto hostil pero no me importo. Con el tiempo me fui encantando con todo lo que era capaz de hacer bajo el agua y de que no es un trabajo rutinario, hay muchos viajes y se conoce casi todo el país haciendo esta pega”, señaló.
Para realizar este trabajo, Karin debe embarcarse por extensos turnos de trabajo, explica que “ahora hay más acomodaciones para nosotras, hay muchas mujeres buzos, somos más de 50 y avanzando”.
Destaca que poco a poco la industria salmonera se ha ido adaptando para incluir mujeres. “Yo no encuentro que sea un rubro solo de hombres, hay mujeres pilotos de enormes buques, operarias, tripulantes. Mis colegas femeninas, aparte de ser buzos, también son ingenieros en construcción, administración, prevencionistas, etc. Para mi las mujeres buzos somos maravillosas”, finalizó.
Las condiciones han mejorado
Yesenia Ovando, de 36 años, es supervisora de buceo desde el año 2009 y dice amar su trabajo. Al igual que Karin, decidió hacer el curso de buceo para optar a mejores ingresos.
A pesar de que su padre no estaba de acuerdo, por considerarlo un trabajo para hombres, cuenta que se dedicó al buceo “porque mi papá también es buzo, siempre me gustó el mar, pero la razón principal fue porque mi hijo tenía dos años, soy mamá soltera, y tenía que mantenerlo sola”.
Comenta también, que con el paso de los años las condiciones de trabajo han mejorado y existe más regularización. “Por ejemplo antiguamente se trabajaba mucho en malla, de las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde sin almorzar, las condiciones eran super malas. Pero hoy en día está bueno porque te respetan, ya no se trabaja tantas horas”, explicó.
“Somos más, pero no falta la gente machista”
Respecto a las condiciones de desigualdad de género que existe en su trabajo, se refirió a que “también ahora se acepta más que hayan mujeres, como somos más en el rubro, pero no falta la gente machista, estamos en un país que es super machista”.
“Por ejemplo, había un compañero que cuando yo entraba al bote, a la lancha, él se iba porque yo era mujer, él no aceptaba que yo estuviera trabajando en esa pega”, relata Yesenia. “Actualmente con ese mismo cabro somos amigos, conversamos, todo bien, porque finalmente una tiene que demostrar que en el trabajo puede hacer lo mismo que ellos”, agregó.
La supervisora declara que la cosas están cambiando, hay más presencia de mujeres y los colegas respetan más, “pero hay que ser un poco chora para estar en esta pega, sino los colegas igual se pasan, los hombres siempre quieren tener la razón y uno tiene que tener carácter para hacer valer su opinión”, enfatizó.
Ser mujer embarcada: “hay que ser bien aperrada”
Actualmente, Yesenia es supervisora en el área de fondeo, por lo que tiene que embarcarse durante 20 días, para luego tener 20 días de descanso en tierra. Comenta que las embarcaciones no están adaptadas para andar con mujeres, no existen camarotes ni baños separados, pero para ella no es un problema.
“Yo en lo personal no tengo ninguna queja, puedo estar durmiendo con los viejos que roncan, no tengo problema con eso. Porque al final estamos en la pega, estamos todos amontonados y esas son las condiciones”, declaró la buzo.
En cuanto a la baja presencia de colegas mujeres en las embarcaciones, Yesenia opina que tiene relación con la maternidad. “Uno tiene que dejar a sus hijos para estar en esta pega, dejarlos solos o con otras personas, que se crien prácticamente solos, ese es uno de los costos que tiene que pagar uno como mujer, como mamá, de dejar su vida familiar aparte”, indicó.
“Aparte que para estar embarcada, trabajar como buzo, hay que ser bien aperrada igual. Esta no es una pega para cualquiera, sea hombre o mujer, no hay que ser tan ingenuo, hay que estar dispuesto a ir donde sea”
El trabajo en la planta
“Si me ofrecieran embarcarme rechazaría la oferta”, declara Ana Catalán, operaria de una planta de procesos. Concordando con la opinión de Yesenia, señala, “en lo personal, hoy en día prefiero estar cerca de mi hogar y mi familia”.
Ana Catalan tiene 39 años, oriunda de Corral, Valdivia, llegó a Puerto Montt el 2001 para realizar su práctica en técnico pesquero. “Al optar por esa especialidad, el liceo se comprometía con cada estudiante a buscarle práctica profesional en distintas empresas acá en Puerto Montt, lo que significó una gran oportunidad para los jóvenes en esa época, pues en la comuna donde nací, eran pocas las oportunidades de trabajo”.
Fue así como Ana inició su aprendizaje en este rubro, y se mantuvo doce años trabajando en esa primera empresa. “Comencé como operaria, pero luego se me fueron dando oportunidades que las tomé con mucho entusiasmo. En donde llegue a desempeñarme como jefa de turno, teniendo hasta 70 personas a mi cargo”, detalló.
Ana considera que en las plantas de proceso si hay un trato igualitario entre hombres y mujeres, comenta que “en los mandos medios en esa empresa solo había mujeres”.
Para finalizar, cuenta que su experiencia en las salmoneras la mira con buenos ojos, “ya que gracias a ese trabajo pude crecer profesionalmente, pude adquirir mi casa, mi auto, pude alcanzar una estabilidad económica, que me mantiene tranquila y cómoda”.
Redacción: Vanessa Vidal Salinas